sexta-feira, 4 de junho de 2010

TEXTO


¿Qué es virtual?
Entre rápido y con mucha hambre al restaurante. Escogí una mesa retirada del movimiento, pues quería aprovechar los pocos minutos de que disponía en aquel día atribulado, para comer y arreglar algunos bugs de programación de un sistema que estaba desarrollando, además de planear mi viaje de vacaciones, que hace tiempo no se lo que son.

Pedí un filete de salmón con alcaparras en mantequilla, una ensalada y un jugo de naranja, pues al final de cuentas ¿el hambre es hambre, pero régimen es régimen?

Abrí mi notebook y me lleve un susto con aquella voz bajita atrás de mí:
— ¿Tío, me da una moneda?

— No tengo, niño.

— Sólo una monedita para comprar un pan.

— Está bien, yo compro un pan para ti.

Para variar, mi caja de entrada estaba llena de correos. Me quedo distraído viendo poesías, los formatos lindos, riendo con los chistes locos. Ah, esa música me lleva a Londres y a buenos recuerdos de tiempos idos.

— ¿Tío, pide para que coloquen margarina y también queso?

Noto que el niño se había quedado ahí.

— OK, ¿pero después me dejas trabajar, pues estoy muy ocupado, bueno?

Llega mi almuerzo y junto con él mí vergüenza. Hago el pedido del niño, y el garzón me pregunta si quiero que mande al niño irse. Mis resquicios de conciencia me impiden decirlo. Digo que está todo bien.

— Déjelo que se quede. Traiga el pan y más un almuerzo para él.

Entonces, el niño se sentó enfrente de mí y preguntó:

— ¿Tío, que está haciendo?

— Estoy leyendo unos e-mails.

— ¿Qué son e-mails?

— Son mensajes electrónicos mandados por personas vía Internet.

Sabía que él no iría a entender nada, pero a título de librarme de mayores preguntas le digo:


— Es como si fuese una carta, sólo que vía Internet.

— ¿Tío usted tiene Internet?

— Sí, tengo. Es esencial en el mundo de hoy.

— ¿Qué es Internet?

— Es un local en el computador donde podemos ver y oír muchas cosas, noticias, músicas, conocer personas, leer, escribir, soñar, trabajar, aprender. Tiene de todo en el mundo virtual.

— ¿Y qué es virtual, tío?

Resuelvo dar una explicación simplificada, nuevamente con la seguridad de que él poco va a entender y voy a quedar libre para comer mi almuerzo, sin culpas.

— Virtual es un local que imaginamos, algo que no podemos tomar, tocar. Es ahí que creamos muchas cosas que nos gustaría hacer. Creamos nuestras fantasías, transformamos el mundo en casi como queríamos que fuese.

— ¡Eso es genial, me gustó!

— ¿Jovencito, usted entendió lo que es virtual?

— Sí tío, yo también vivo en este mundo virtual.

— ¿Tú tienes computador?

— No, pero mi mundo también es de esa forma… Virtual. Mi mamá se queda todo el día afuera, sólo llega muy tarde, casi no la veo. Yo me quedo cuidando de mi hermano menor que vive llorando de hambre, y yo le doy agua para que el piense que es sopa. Mi hermana mayor sale todo los días, dice que va a vender su cuerpo, pero yo no entiendo, pues ella siempre vuelve con el cuerpo. Mi papá está en la cárcel hace mucho tiempo. Pero siempre imagino a nuestra familia toda junta en casa, mucha comida, muchos juguetes de Navidad, y yo yendo al colegio para ser médico un día. ¿Esto no es virtual tío?

Cerré mi notebook, no antes de que las lágrimas cayesen sobre el teclado. Espere que el niño terminase de literalmente “devorar” el plato del, pagué la cuenta y di el vuelto para el muchacho, que me retribuyó con una de las más bellas y sinceras sonrisas que ya recibí en la vida, y con un “!Muchas gracias tío, usted es legal!”

Allí, en aquel instante tuve la mayor prueba del virtualismo insensato en que vivimos todos los días, mientras la realidad cruel rodea de verdad, ¡y hacemos cuenta de que no la vemos!

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